Giant Microbes Cólera (Peluche)

Nunca hubo un momento en que a alguien le gustara el cólera. Y a pesar de Gabriel García Márquez, los sufrimientos de los enredos románticos son solo marginalmente comparables a los de las infecciones por V. cholerae.

Cuando esta bacteria transmitida por el agua persigue a sus víctimas, produce una toxina que ataca el revestimiento del intestino delgado. Sí, el malestar que revuelve el estómago recuerda vagamente a los dolores del mal de amor, pero menos a la rápida progresión a una diarrea implacable y una presión arterial baja que amenaza la vida. Además, muy pocos amantes sufren una deshidratación tan grave que el cuerpo entra en estado de shock, precipitando en ocasiones su desaparición en menos de un día. Si bien es cierto que la pasión ocasionalmente puede tener consecuencias trágicas, las tasas de mortalidad son bajas en comparación con las de las infecciones por cólera que, si no se trata la enfermedad, pueden llegar al 60%.

Afortunadamente, durante los últimos 100 años, el cólera se ha vuelto cada vez más escaso. La materia fecal es la principal portadora del cólera, y en las naciones que cuentan con modernos sistemas de plomería y saneamiento de agua, el cólera es ahora prácticamente desconocido.

Cuando aparece ocasionalmente, el cólera rara vez es compatible con la medicina moderna: las víctimas pueden recibir la hidratación adecuada en un hospital y antibióticos si es necesario. (En caso de necesidad, una solución casera con agua, azúcar, sal de mesa, bicarbonato de sodio y fruta puede ayudar a restaurar los niveles de electrolitos).

Lamentablemente, los dolores del amor, a diferencia de los del cólera, aún no se han sondeado, y no se conoce una cura.